
En el post de esta semana reflexionaremos sobre un hábito que es tremendamente beneficioso para nuestra salud emocional: el AGRADECIMIENTO.
Los gurús de todo el mundo coinciden en que dar las GRACIAS por todo aquello que tenemos en nuestras vidas nos aporta grandes dosis de felicidad, pues esta actitud permite que pongamos el FOCO en todo lo bueno y positivo que tenemos a nuestro alrededor. Además, afirman que el agradecimiento es una herramienta muy potente para atraer más ABUNDANCIA, pues siendo conscientes de lo que ya tenemos, abrimos el grifo de todo lo bueno que está por llegar.
Tomar por costumbre el acto de dar las GRACIAS por todo lo que poseemos y disfrutamos mejorará nuestra visión de la vida, además de aumentar nuestra frecuencia vibratoria. Es algo que puede realizar cualquiera, pues prácticamente todo el mundo tiene millones de cosas que agradecer.
Es muy saludable que cada noche, antes de acostarnos, evaluemos nuestro día y pensemos al menos tres cosas por las que nos sentimos agradecidos. Te garantizo que aunque hayas tenido un penoso día puedes darte cuenta de la RIQUEZA que ha pasado a tu alrededor sin que repararas en ella: una ducha calentita (no todo el mundo tiene acceso a ella), una conversación con alguien que te importa, hacer la compra y llenar la nevera (bendito lujo), una puesta de sol, el olor de una flor, escuchar el silencio, dar un abrazo, sentir el calor de tus zapatos, disfrutar de la música, del deporte, de los tuyos, etc. Podría ampliar la lista y escribir 100 páginas (o más) con la cantidad de motivos que se podrían nombrar para agradecer.
Te invito a que dediques unos minutos cada noche a reflexionar sobre ello y dar las gracias. Hazlo incluso cuando tu mente tenga ganas de quejarse, y AGRADECE las experiencias que no han sido tan buenas, pues en ellas siempre hay grandes aprendizajes. Después, ¡me cuentas los beneficios!
Otra forma de practicar este hábito es tener a mano el BOTE DEL AGRADECIMIENTO.
Yo lo practico en casa y es una fantástica idea para enseñar a los niños a enfocarse en todo lo bueno que hay en sus vidas, y de paso los papis también se enfocan, ¡que falta hace…!. Es una práctica para hacer en FAMLIA cada noche y que tiene muchos beneficios. Primero porque hacemos algo juntos (incluso aquellos días de cole, extraescolar, ducha, cena y a dormir), después porque reflexionamos sobre nuestro día y nos sentimos AFORTUNADOS, y por último y no menos importante: el día que abrimos el bote y leemos los agradecimientos es muy especial, pues nos sale una sonrisa que nos llena de felicidad.
Os sorprenderá leer cómo vuestros hijos nombran experiencias que les hacen felices y que la mayoría de veces son gratis: ir a visitar a los abuelos, dar una vuelta con la bici, ir a la playa, jugar a pingpong, celebrar el cumple, empezar 1º de primaria, etc. ¡Y nosotros empeñados en comprarles un montón de cosas materiales! ¿Cómo lo podéis hacer? Muy fácil. Recicláis un bote que tengáis por casa (el mío fue de galletitas saladas). Cogéis un papelito, dos, tres, los que queráis y os preguntáis: ¿por qué doy las GRACIAS hoy? Cada uno escribe su agradecimiento, lo dobla y lo mete en el bote. Cuando esté lleno o consideréis que es un buen día para abrirlo, lo leéis. ¡Os va a encantar!
Otra manera de sentir el agradecimiento y expresarlo sería conectar de vez en cuando con nuestro corazón y pensar: ¿quién se merece un GRACIAS como la copa de un pino? ¡Buah!, aquí me puede salir un listado también infinito, pero voy a focalizar en dos personas que todos tenemos (aunque algunas ya no estén) y que merecen una mención especial: nuestros PADRES. Sé que es un tema complicado y que no todo el mundo siente que tiene motivos para darles las gracias, pero yo os voy a llevar un poquito la contraria, porque si no es muy aburrido.
Todos somos hijos, y todos tenemos una vida, una vida que sin duda, nos han dado ellos. Han podido ser los mejores padres del mundo o nos han podido hacer un daño que nos resulte insoportable, pero a pesar de todo, indudablemente, gracias a ellos hemos nacido y tenemos una VIDA. Así que esa vida, con todas sus experiencias, buenas o malas, merece ser vivida desde el agradecimiento. Lo hicieron lo mejor que pudieron y nos dieron lo que tenían para dar (ya lo hablaremos en otro post) y aunque alguien pueda llegar a sentir que no le dieron nada, se equivoca, pues al menos, le dieron LA VIDA. Así que te invito a que les des las GRACIAS. Si tienes la posibilidad y te apetece, hazlo en persona, y si no puedes o no sientes que tienes ganas, hazlo desde tu corazón, conectando con esa energía. Este acto, indudablemente, te dará mucha paz. ¡Haz la prueba!
